lunes, 23 de junio de 2014

CUARTA CARTA A CUEVAS Y LA BIBLIA ERÓTICA

José Luis:
Muchas gracias por tu carta-nota-dibujo en que haces referencia a haber leído la mitad del material total de este libro. Es decir, todo lo que te entregué. (Era lo que había escrito únicamente hasta el momento de tu partida a Nueva York en la segunda semana de febrero).

Me decías que hablarías acerca de mi TRIPTICO con Barney Rosset, tu amigo, el presidente de la Grove Press, una casa editorial especializado en erótica y autores avant-garde.

Muchas gracias, sí. Allí comenzaron revolucionarios y brillantísimos autores como Allen Gingsberg, Edward Albee, Pudrí, Samuel Beckett.

Su Evergreen –revista-libro, con sorprendentes obras de arte y muchísimo color- la recibes tú mensualmente.

Por cierto, en el magazine, las mujeres no salen muy bien paradas que digamos. Están allí no para ser amadas sino para ser humilladas. En sus páginas, aparecen los monitos de Phoebe Zeit-Geist, un desnudo espectacular, atacada sexualmente por animales, mujeres, monstruos y, ¡claro! Hombres. Y de cada batalla-talla sale, al menos, con su espléndida anatomía intacta (a pesar del tac-tac-tac del tacto del ataque).

De cualquier manera, en Evergreen se hacen populares los escritores. Llegan como desconocidos y luego, Rosset, al publicar sus libros, explota económicamente a celebridades. Les publica, sí, siempre y cuando sus volúmenes tengan escenas como éstas:

El pobrediablo que está copulando con una frágil chamaquita filipina en una banca de un parque mientras ella platica muy quitada de la pena con una mesera que pasa por allí.

O el triste caso de un personaje que siente tal depresión post-coitum que siempre termina orinándose sobre su acompañante.

De cualquier modo –no, ya no sigo con modos sexuales originales en orín-va-ginales-; empero, Mr. Barney Rosset es, sin duda, el campeón de la causa de la libertad sexual de expresión o libertad de expresión sexual o libertad de expresión en asuntos sexuales –mejor- sólo en el mundo actual, conste.

Decir que la Grove Press tiene más erótica en todos sus títulos que la Biblia, por ejemplo, sería quizás ir demasiado lejos; resultaría un eufemismo.

Porque, es una verdad-vergal, Teresita.

TRIPTICO ERÓTICO palidece en su super erotic trip ante la ERÓTICA BIBLION, la pornografía bíblica.

Para demostrártelo, solamente te voy a citar unos cuantos ejemplos escogidos, siempre, at random:

Todo el capítulo XV del Levítico versa exclusivamente sobre la gonorrea, a la cual, aparentemente, estaban muy sujetos los hebreos.

Fornicaban con los demonios en forma de cabra (Lev., cap. XVIII, v 7). Eran demonios, pues, que usaban una metamorfosis extraña y fea.

Un hijo se acostaba con su madre (Lev., cap. XVIII, v. 7), punto al que no he querido llevar el amor liviano ni el –mucho menos- amor filial de ningún de mis personajes.

Un abuelo cohabitaba con su nieta, lo que no era, en verdad, muy anacreóntico pero si anacrónico, ¿no? (Idem, v. 10).

Cohabitándose con la tía, la nuera, la cuñada: todo eso era peccatta minuta; gozábase, en fin, de la propia hija (Lev,. Cap. XVIII, v. 12, 15, 16 y 17).

Los hombres se masturbaban delante de la estatua de Moloch (Lev. V. 13: de semine tuq non dabis idolo Moloch, y cap XX, v, 3).

Los hombres usaban a las mujeres como hombres (cum masculo coitu faemineo).

Cohabitaban con toda clase de bestias (omni pecore) y las mujeres se procuraban gusto con los asnos, mulos (mulier jumenti).

De modo ninguno puedes comparar esas costumbres con las de mi TRIPTICO por malas que diga Domínguez (¿No me chinguez!: prologuista-apologista) que sean. No hay pues, por qué gritar tanto por lo que acontece en mi obra.

Entre mis personajes no ves energúmenos prosternados que se golpean la frente contra el suelo para que surja de él la abundancia. No ves penitentes inmóviles y mudos como la estatua ante la cual se humillan. No vuelven la espalda al medio día, a causa del viento del demonio.

¿no son mis malas costumbres más decentes que aquéllas? ¿Qué tal, Teresita? ¿No? ¡Espera!

Fene en conivencia con Thamma, dos hijas de Loth, le cogen gusto a la cosa – obien, le cogen gusto a coger: ¡punto!-, y cometiendo incesto con el bonachón de su padre, en el deseo noble de repoblar la tierra, se hacen preñar por él (Gen. v, 24, 30 a 38).

Judá hace casar con Tammar, viuda de su primogénito Her, a su segundo hijo, onán, quien esquiva el deber conyugal masturbándose.

Y esta misma Tamar, escamotea destramente, en medio de un camino polvoriento, un hijo a su suegro Judá, que, gozándola, la cree una mujer pública. De esta incestuosa sorpresa, tan saludable al género humano, nació Fares, antepasado de José.

¿te gustaría consultar el Libro de los Reyes? David, casado con Micho, se entrega a la impúdica Abigail, mujer de Narbal, que le inocula la gonorrea (malum). Se apodera de Bethsabé, esposa del bravo Urías, con la que se casa después de mandar matar a su marido en los combates.

Ammon arde en incestuosa llama por su hermana Tamar y la viola en el momento en el que le presenta un platillo, por ella cocinado.

Absalón, su hermano, lo mata y luego se acuesta con todas las concubinas de su padre.

Salomón andaba con gran soltura por su palacio que debe haber sido muy vasto para alojar a 700 concubinas y 300 esposas o viceversa, creo. Y que, además eran "hermosas como las tiendas de Cedar y las pieles de Salomón".

Y, ahora, finalmente unas finas citas:

"Mi bien amado puso la mano en el agujero y mi vientre se estremeció con sus tocamientos" (Cant. V, 4).

"Fornocadme con manzanas olorosas, porque languidezco de amor", (Cant. II, 5).

"Venid: embriaguémonos de voluptuosidad hasta que se haga de día, y gocemos de lo que tanto hemos deseado. Mi marido no está en casa: se ha ido para hacer un viaje muy lar…" (Prov. cap. VII, v. VI a XXII).

Y ya no más. El antiguo y Nuevo Testamento están atestados de citas que resultarían obviamente pornográficas si las citara.

No quiero ser ni irreverente ni irrespetuoso. Pero, en México, poca gente te podrá creer a menos que seas irreverente, irrespetuoso y blasfemo. Lo traemos en la sangre. La historia que da vueltas como serpentina me ha traído de repente el vivo recuerdo de Villa; y Pancho cale más que todos los apóstoles…… revolucionarios, juntos.

Así es que tengo que ser irreverente, irrespetuoso y blasfemo-flemático.

Voy a concluir esta Cuarta Carta a Cuatro con un poco acerca de mi impúdico –demudo que a ti te ha divertido tanto (¿te acuerdas del día en que reíste homéricamente a causa de mi desesperado comentario: Nunca nadie sufrió tanto por querer enseñar las nalgas a tantos?……)

El traje cubre pero descubre: intenciones. Quiere ocultar lo íntimo; desea cubrir el alma y, por encima de todo, encimarse a lo más esencial: SX.

Pero, al ponernos el traje, descubrimos lo que queremos ocultar: la piel; ponemos en evidencia la piel.

Y, después de todo, en el TRIPTICO, ¿quién está más denudo en efigie: yo o Cuevas con sus dibujos enmascarados?

Yo soy un niño: terrible: un niño desnudo no está desnudo.

Y yo me he desnudado más que nadie.

El artista está más desnudo, desnudo, que el hombre común y corriente. Porque el mundo inmenso, intenso, íntimo del artista significa nudificación: mi cuerpo hablará más de mi alma; y mis escritos más que yo. (Por so mis sueños desnudistas).

Pero el niño no tiene, casi, espíritu.





Así es que, en última instancia, al desnudarse no oculto más que cuando traigo puesto mi Catalina o un traje cualquiera agogónico.

Y la intención es clara: acabar de una vez con misterios y ocultamientos románticos hasta el cuello. Como si fueran pálidas figuras hamletianas, lívidas, cubiertas de terciopelo negro, todo: brazos y cuello. Figuras que organizan, también románticamente, revoluciones y conspiraciones en la penumbra, a la luz de la Luna.

No: el desnudo masculino debe ser antirromántico, definitivamente: y que enseñe un cuerpo bronceado por el sol: rojo, no lánguido, no lívido, no líbido.

Y estamos a mano: la moda femenina actual –que parte de los años 20- es una que tiende a desnudar a la chica como a un muchacho. Si el siglo XII tuvo a Romeo vestido como mujer y diciendo melifluos versos afeminados, con florituras de fencing, hoy la mujer imita al hombre en el vestir. Y así la exigüidad de encubrimiento no es lo notable. No. más bien, el ocultar, el escamotear, el anular lo propiamente femenino: los pechos. Porque, verdaderamente, la mujer moderna lo es en la medida en que sus senos son pequeños.

Pero, es lo esencial: parecerse la mujer al hombre: el UNISEX. Y su descaro y su impudor son masculinos. Es el impudor y el descaro de un joven dando al viento su elástica piel musculosa. Eso no es lúbrico ni vil. Es sano y deportivo. Esta es una época masculina –como la griega- en una historia asexuada: una que no se interesa por la mujer y mucho menos por las cosas que ella inventó, como la cortesía……

Mi muy querido José Luis:

Te agradezco infinito tu colaboración. Tus dibujos, tus cartas de Ximena, con su dibujo, con tanto insight genial, de su vociferante padre-, tu constante aliento. Tus palabras elogiosísimas –que desde luego no puedo considerar seriamente- comparándome con Cortázar, Fuentes- y, por sobre todo, tu amistad pura y sincerísima.

En la medida en que puedo te las pagoteo-aré.

Y está ha sido mi CUARTA CARTA A CUEVAS.






































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