lunes, 23 de junio de 2014

UN CUENTO TERRIBLEMENTE ERÓTICO PARA UN DIBUJO DE JOSÉ LUIS CUEVAS

Ahora, Teresita:

A cumplir con lo prometido en el primer párrafo de esta epístola:

A escribir la narración del dibujo a mi entregado hace más de un año: ése con las hojas desparramadas por encima de toda la cama: ése en el que débilmente, bellamente, trazó mi rostro cándido e ingenuo por detrás de la historia:
sí, un dibujo genial y hermosísimo;
pues, entonces, a escribir

UN CUENTO PARA CUEVAS
(Ya me siento mejor al concluir).
¡Hasta pronto!
Con optimismo y alegría te saluda tu amado.
Livingston.

Marzo 21, 1969.






P.D.:
¡Ven Pronto! ¡Al fin! Deja de progresar en las playas de Progreso. Vuelve a ser mi Teresa.











UN CUENTO
PARA UN CUEVAS



Las primeras escenas en el motel me han dado mucha risa.

Después de cerrar la puerta del cuarto, el señorito Livingston se despoja bruscamente, se quita, su camisa y su corbata.

(Dobla con cuidado el estrecho y acampanado y cuadriculado pantalón).

Y luego dando un salto felino, ha salido del cuarto, en ropa interior: bikini y camiseta ajustables a sus atléticos músculos V; va hasta la administración.

Le pide a uno de los veladores-celadores-heladores-jetadores-petate-matadores que nos traiga unos Raleigh con boquilla.

(Los cigarrillos son para mí).

Reconozco, entonces, que el señorito es atento.

En seguida, lo oigo abrir la cajuela de su auto deportivo.

Penetra -----------al cuarto.

Ha dejado sobre el buró metálico su estuche de viajes compacto (loción, talco, perfume, Brut, Remington ultraportátil mundial, cepillo dental, Colgate, jabones, lavanda inglesa, Vetiver……).

Y yo trato…… rato esperar……

Yo cleo, Leo, Polimnia, Mirra, Cristina, leo el reglamento del hotel.

Una vez más me ad-miro al espejo –pendejo versa al espejo. Apago la luz. La enciendo. Vil foco desnudo. Un cigarro. Mejor me baño. Ducha caliente –porque estoy caliente.

Cuando salgo cubierta trípticamente por la pequeña y talla-hastiada-toalla- tú allá- Livingston recostado-re-tostado-gastado-gustado-gozado sobre la cama espermatizada, hojea, ojea, je-jé-a, las páginas sueltas de mi novuelta.

De reojo me mira:
Estoy frente al espeojo.

Livingston me ofrece talco ¿te gusta el perfume? Mirra. ¡Ay, sí! Mirra, favorito.

El me mira "con esa mirrada que se llama Deseo".

El es muy suave, muy tierno, cuando baña, baña, vuelve a bañar mi todo mi cuerpo con "su varonil loción".

¿Este, te gusta?

¡Ay, que no! Que te he dicho que amo la mirra.

(Y sonsamente me sonsorío. El, Il far niente, spleem, ahitamente, amorradamente, brevemente, sonríe).

Me re-cuesto-no-cuesto-apuesto-acuesto-con-apuesto, Livingston. Desea - - - sí, desea le lea algunos paasajeros-pasa-no-ajes-pasajes de mi pueblo de mi no-vela. ¡No, vela! OK. Sin vela. Casi no veo. Empiezo. A veces impide que siga……me be-re-te-que-besa-tac-tac-tac-be-sa y arrebata la batatoabatallada. Las hojas de mi libro se dispersan sobre la cama…… bajo-¡carajo!-me-rajo de nuestros cuerpos.

¡OOOOOHHHHH!

(He allí tu escena CUEVAS).

"El señorito Livingston es un gran amante". Y yo una gran mamante española. ¡Ay!, sabe cómo, como, cómo provocar –no de provocación- ni de ¡ugh!, provocar –en mí, adentro- tac-tac-tac- de mí mi mimí clí -¡clíc!- goce físico (¿ a poco lo querías espiritual?).

" me hace falta el amor y quién darlo".

Oh yeah! Such a statement.

"Tendré –humjú!- tendré, tendré –que sacrificar-te, ¿no?- que amar-mamar-al señorito Livingston esta noche".

"Tendré que lograrlo. (Please, do). Si no fuera así, así –mamando, amando- mañana- ¡Oh, terribilísimo mañana!- me sentiré como una infeliz prostituta." Punto, puta.

"El señorito Livingston y yo somos grandes amantes……"

"el me ha llamado, ‘la insaciable’…… mientras lee algunas de mis h-ojas (ojetes)……"

tac-tac-tac-tac-

Homérica carcajada frente-afrenta-al-buen-gusto-bodrio-literario:

Roberto, el nido húmedo de mis entrañas esperaba con ansia tu llegada. Me enloquece sentir tus labios sobre los míos contándome tus locas esperanzas. Tus manos fuertes, tus venas exaltadas, son a la vez tan suaves cuando resbalan de mí…… tú serás dentro de mí eterno porque ya no quiero que exista quien mancille la huella que haz gravado (Sic) en mí…… Y jugamos a las cosquillas……

Jajajajá--tac-tac-tac-tac.

"El señorito Livingston me ha dicho alguna palabra tierna – nuestros cuerpos unidunísonos: que se deberíamos de seguir importando sirvientas hispanas- y yo le he dicho con sinceridad que pocas noches en Madrid han sido tan agradables para mi clí-¡clíc!- pero que ya no quiero que me siga sacando foto-roto-grafías……. ¡Yo amé al señorito Livingston! (Y él me ha prometido -¡ooooohhhhh!- que volveremos a pasar otra noche ‘iguanita’……)".

Trago LSD. Fumo mariguana. Steven me anima: ésta es una fiestecita de pendejetes hijos de papito burgués. ¡Miralos: todos de gala! Menos nosotros que no somos fresas. Y esta fiesta-fresa……¡puchi! Demuéstrales que nos cagan los cojones. Atrévete a mandarlos a la chingada, ¿sí?
¡Ay!, yo siempre he quierido hacer eso. Yo, Polen-ponte-olimpia-limpiae-inmunda-polimnia-hímen-en-hímeneo- ¿cuál?…… -yo siempre he querido atreverme a revolotear revolucionaria……

Y todas las caritas de niños babosos voltearon asombradísimos y yo agitando los brazos les gritaba que fueran a chingar a su chingada madre.

Y luego –mis movimientos lentos- empezaron a alentarse-lentamente-lent…… Y mi bolsa llegó paulatinamente al piso y cigarrillos-pillos de punta enroscada-sacada desparramáronse y muchos supieron y me pidieron bailar con ellos. Y lo que querían eran toquecitos. Y, así, no les di nada. Y me salí con Steven muerto de risa de la fiesta aguada. Y Steven luego de fumárselos conmigo quiso suicidarse. Y se tendió de espaldas a la mitad de la calle, esperando un coche sobre el camino cochino…… pero nadie le dio importancia. Y como nadie quiso matarlo, fue difícil decírselo……

Y tac-tac-tac-tac

"Le digo a Mr. Livingstone que quiero tener un amante cada 4 mese. Parece que lo toma con calma (¡oohh!) ¡ah!, y digo 4 meses porque soy inestable-inacostable. Los hombres también son egoístas e inestables…… y a proporito de ‘aquí otra hojita-ojeta con que limpiarme la cosota’ –dice Living."

Roberto egoísta. Primitivo. Infiel. Roberto animal. Degenerado –Polimnia también, egoísta.

Sabrá defenderse de que nunca penetren en su…… yo, ¡ya! Roberto pisando lodo que levanta pástulas; dejando escapar terrible hedor-horror. Cicatrices insanables. Oh, ah jí, hiiiiiijole: Robertito muerto. Su semen ha empapado sus cabellos –los de Polimnia-limpia- y semen resbala por senos que se contra-tac-tac-traen. Y polimuchiinmundimeneo prefiere estiércol. Y ha quedado estéril desde esa noche maldita (semene veneno no flerecere).

Roberto asquerosamente animal. Incestuoso. Degeneradamente enamorado de su hermana. Le quiere hacer el amor. Se la quiere coger. Y ella corrió asustada. El loco-loco-pito-loco. Y, además, Betito negrófilo –no que ame a los negritos sino a los muertitos: ama las cosas y las casas-fosas de los cadáveres-cara-veres-corazones-no-saberes…… Y, en fin: una monada con sonrisita y toda la cosa y amiguitos inferiores en odores porque no le hacen a la negrofilia –aunque él consulta insulta loco-siquiatra atrás y atroz y es muy judón:

Jajá-jajá-jajá- tac-tac-tac-tac-tac-contac-letusbefree-yeah-wow-jají-ají.

"Porque después de cuatro meses, Mr. Livingstone, todo se convierte en rutina, constumbre, tedio" -¿te dio, ya?, te odio.

Te daré un meso en la bejilla…… Y delicioso dsfrutar de charlas.

"El señorito Livingston dice displicentemente que soy complicada".

"Dice que me hará medio-feliz-un-desliz-matridemoniacal".

"El señorito Livingston me pide algunas páginas de mi novela para el cuento que pretende hacer……."

"Livingston: me he enamorado de ti: quiero estar siempre contigo. Yo siempre hasta el fin, ya… después de esta dichosa noche en coche……." (Y más): "Maravilloso como amante y simpático y…… querido, no temas los celos de tu esposa…… por eso soy libre para no celar-velar a nadie……"

"Antes de llevarme a mi casa. Livingston pasa a visitar a una novia. (No-vía-movía). Le pedirá que le prepare un buen desayuno. Regresa a verla. Sí, está feliz: ella ha comenzado a preparárselo. –Casi es como tú: una pobretona que anda metida a veces en fiestecitas de gala…… ¡Vaya! Casi es como yo: sólo que ha de ser un imbécil como no soy. También me habla de la hermana de su novia. Es un cínico. Me ha confesado que no descansará hasta acostarse con las dos hermanas al mismo tiempo. Cuando las ve juntas: ambas se sonrojan y se ponen nerviosas. Todavía tengo prejuicios. Eso me repugna".

"le digo a Livingston que empezaré a trabajar el cuento de inmediato. No será bello –será interesante. Corto. Su versión, imagino, será pornográfica…… lo predigo……

Agito la mano, no sé por qué me acuerdo: La vida es un cuento contado por un idiota……"

¡Ah, macbetha-betita! Alfa y Gama: Omegasin tiempo.

Y se sienta a la máquina de oficina burocrática de su madre y principia-impía-sin-principios:

"Vuelvo a escuchar los gritos de mi madre. ¡Qué se los lleve la chingada! No quiero fatigarme. Mis hijos acuden presurosos, dulces, sonrientes. Me extienden sus bracitos y se abrazan a mis piernas. Miman un cadáver. (¡Ah, negritófilos!) Y no quisieran una madre muerta porque están henchidos de vida. Hábiles y sabios. Precipitan la mirada en las palomas del patio. Vuelan. Cuando ellos corren. Y yo no sabía que habían palomas y rosales. Y las manitas regalan mis puñeteras y pene-agarradoras manos con jazmines y pensamientos y con hojas de higuera que ya está dando frutos. Y mis hijos quieren alcanzar al sol –me dicen- y a la abeja. Y quieren tener sol y avión. Pececito que no haga ruido en la pileta de agua, también. ¡Ah, y un tambor! Y que no me vaya y los deje solitos. Les da ir miedo ir a la cama cuando yo voy a otras camas. Pero quieren también que me vaya para traer sol, avión, pececito, tambor, abeja. Y así como les llega el sol, ahorita, les llegará un día el pez, el tambor y el avión". ¡Já!

¡Oyeme, pendeja! Pos, ¿quií traís?:

¡Qué quirías!, ¿qué te comprara-comparara con una joven instruida en el arte de la Thalaba?

Me cáis gorda como la chingada, por mamona, no más te digo.

¡Ya parece!: dos actores desnudos en una alcoba rodeada de espendejos-espeojos-espiojos y echados en una cama de pendiente suave; muchachita apta evipta con el mayor cuidapto rapto tocar mi pipto: se acerca suavemente: sus brazos dulces; besos más tiernos que lascíptos; los golpes de la lengua mesurados-susurrados-rasurados. La mirada voluptaviptuosa virtuosa: enlazamientos de los miembros llenos de gracia como el ave-eva-wae.

Excita-ex-cita con sus dedos un ligero prurito en el extremo de los pechos; me observa en seguida: mis ojos se humedecen como su clito, ¡oh!, ya siente que la erección está por todas partes establecida-estable-henchida-Lendecida, y en este momento culminante-fulminante descansa ligeramente el dedo pulgar en el extremo del glande, que la chamaquita encuentra bañado por el licor linfático; desde esa extremidad, el dedo baja dulcemente hasta los testí-culos vuelve a subir ¡ohohohohahahahah!, desciende, da la vuelta a la corona y suspende en el acto porque me vengo demasiada con rapidez y entonces no más titilaciones, tocamientos simultáneos con la mano su cuerpo, erección violenta y violento, veo-lento, su vagina: espasmo vivo sensitivo apetito síncope sin copa sin fin, al fin.

Sí, eso hiciste. Eso escribí. ¿Eso querías, cabrona? ¡No querías mejor un verso-terso mientras chupas tu barquillo-vainilla?

Y al quedarse en cueros , subí de sus pies, lentamente, con un beso que alargué vehementemente por los finos tobillos, por los muslos nevados, y al llegar hasta el sexo, mordí los dorados velloncillos sedeños de la curva de su monte de venus y llenando la vulva y DAN-din-don de mordiscos en su vientre con mis gritos-ritos ahogados… Y viviste en un instante –montada en un estante donde te copulaba-copaba-pululaba-toda- la voluptuosidad del Kama Sutra hindú y enhebré las horas añorando tu vulva herida- partida a la mitad- por mi pene de fiera que te dio quietud en esa plenitud. ¡Salud!

¿O que te parecería mejor una fábula-cábula-pírrica?

¡Por qué la Arabia que produce las flores más finos aromas: el cinamono, el incienso, igualmente se jacta de la mirra, Mirra?

Mirra, mirra: ¡Mirra se llamó la desdichada!

El sacrilegio amor que concibió su pecho seguramente lo sembró alguna furia infernal. Mirra desgraciada. Todos los hombres del Oriente, los más hermosos y poderosos, se disputaban su corazón, sus pechos y sus torneadas piernas.

¿Y que deseabas hacer? Deseabas amar naturalmente a quien te dio naturaleza. Los animales no conocen leyes que se opongan a sus sentimientos y jamás los lazos de sangre son obstáculos a sus culos; no obstan.

¿Por qué será ignominia un sentimiento inspirado por la naruraleza?

Polimnia, Leo, Cleo, Mirra, mirra: dicen que hay pueblos donde las madres se casan con sus hijos y las hijas con el padre: y allí los amores son más fuertes. Infortunada de ti Cristina-cristiana. La ley de tu nacimiento-bautizo hizo tu único crimen. Esperanzas criminales que te hacen vivir. Ciertamente, tu padre es digno de ser amado: pero tú no lo puedes amar como padre. ¡Es un despadre! La sangre de une a él: ¡y la carne! Es tuyo y noi para ser tuyo. Por ser suya, dejarás de serlo. Y cuando él te acaricia tu sensualidad-mensualidad se enciende. ¡Y cómo envidias a tu madre! Por que le ha gozado.

Tú has mamado de tu madre y ahora quieres mamarselo a tu padre.

Y tu padre te acaricia y te consuela. Y tú enardecida, le dices al fin que es a él a quien amas y deberías mamar. Y él se indigna y te manda -¡anda!- a la chingada.

Y durante la noche te revuelcas y quieres satisfacerte.

Y, finalmente, lujuria y no pudor, puede.

Un día en que está embriagado, febril, irrefrenable, quedaste embarazada. Y el embarazoso incesto se repite mucha noches a troche y moche. Hasta que tu mamá les encuentra en el lecho-hecho-pecho donde te concibio. Y el divorcio: y el aborcio: y el desgrocio, ¡desgrociada!

¿No?

¡NO! Este cuento ya quedo contado. Termínalo como lo empezaste. Yo lo he interpretado-apretado-retado-terciado a mi manera. Ahora a tu huera, -güera:

"Mr. Livingstone mantiene una actitud demasiado agresiva. Me pregunta sobre la problemática del sexo…… lolita-candy quiere: sexo: eso darle.

Le enseño un Cuevas que está en la galería del café. Muy interesante, interesante, rezante, entre dientes, comenta.

De regreso, me cede el paso. Acaso pudiera ser un rasgo caballeroso. Más bien, creo, ha tenido oportunidad de observar mi cuerpo con más detenimiento, ¿miento?

Una vez sentadas, acerca su silla para que su pierna me roce. Goce. No lo hace con disimulo: me pica el culo. Di: ¿sí? Me halaga. La punta de sus dedos se deslizan por mi brazo desnudo.

García Lorca, el cantante del café, ¡a la horca! Guitarra-tarra. Sexo. Proposición: -Quisiera cogerte.- ¿Qué?- Metértelo. -¿Qué?- realizar el acto-tacto-tac-tac-tac-sexual con-tac-tico, ¿entiendes? Luego, ergo, hacemos dos versiones sobre el mismo tema, ¿temes? Dos temas sobre un mismo cuento, ¿cuento contigo?"

"sería de mal gusto aceptar la proposición de Mr. Livigstone sin entusiasmo. Es una buena idea, después de todo. Material para explotar en Sexéscritos-descritos-proscritos. Y luego me pide –me mide- que vayamos por una copia de mi no-vela: -¿Y traes pastillas?- No. -&iquesst;Estás embarazada?- No. -¿Cuatro meses sin necesidad de ttomarlas? ¿Estás loca o estás en tu periodo infértil?- No. estuve enamorada hasta hace cuatro meses. -¿Y por enamorada-morada-Enovid demoras? ¡Caramba! Tengo ante mi una grave y grande responsabilidad, consabida sin saliva: corresponde-responder-pondera-damente a mi horadador-dador pene. Come y comenta en su extraño estilo. Una menta -¿Quieres? Empezamos el viaje-tríp-tico erótico en su barracuda. Quizás seas un hombre muy culto; tal vez demasiado. Pero no es lo que llamo un intelectual. Muy superficial. Muchos viajes, muchas viejas-púberes (le gustan las chaquitas de 16 años, especialmente). Dinero, lujo y frivolidad. Su temperamento artístico es como su propio tempero-asare (enfriar) temperaumento: y extraordinaria persona-lidad. Impaciente, impultual (me hizo esperarlo una casi en "Las Musas", después de hacer la cita telefónica, sugerida por el editor de su libro), arto, pipa varonil, piel bronceada, atlético, ágil……"

¡Gracias niña! ¡Es todo, Cuevas! Aquí tienes tu cuento.

No, espera.

Es inútil. No puedo dejarlo así.

En verdad, de tres cosas más me acuerdo de Cleo, clito, Leo, Polimnia, Mirra, Cristina. Con ellas concluiré definitivamente:

Te seguí sigilosamente hasta el baño de lozas. Amortiguando mis pisadas llegué vuando ya estabas desnuda. Miré y admiré tu blancura-impura pero trasparente que se confundía con el agua de la regadera. Y te volviste asustada, llevándote tus dos manos a tu vieja historia vejestoria –dizque para sustraerla- susto-atraerla –de mis miradas.

Por cierto que tu historia era tan enorme, tan considerablemente amplía, que no podían ocultarla más que a medias tus dos manos.

Era tan gruesa y escurridiza esa vulva-historia que no podías reternerla. Y tu vejestoria se escapó por entre los dedos clitóricos y surgió en toda su gloria a mi vista, por debajo del agua corridiza.

Y yo que no había tenido aún oportunidad de apreciar tu historia natural, en ese baño de azulejos, lejos del azul y el aire libre, del motel de la Villa de Guadalupe, quede encantado, estupefacto de tu ipso estupendo: su enormidad y fastuosidad y lubricidad. Y me apresuré a alejarme furtivamente.

Pero aquél espectáculo de tu culo despertó mi inspiraciuón.

Seguí un ritmo ligero y empecé a componer: ¡Vi en el baño la cándida Luna vieja de la historia amatoria de tu vejestorio…!

Pero fue en vano. Seguí torturándome el espíritu para construir otros ritmos-istmos y otras consonancias y asonancias y analogías sinonímicas y cruces analógicos y derivativos y antonímicos y homófonos y onomatopéyicos y aliterativos. ¡Y nada! Con pavor horrísino, en hórrido estampido, mil rayos encendidos y cháchala, chá-cala y ¡cataplum!: el céfiro no silbó. Y me dejaron muriendo un no sé qué que quedaron balbuceando:

No sólo no conseguí acabar el poema sino que no pude encontrar otra pala-breve-reja. Pero ya luego en la tranquilidad de mi jardín, lo terminé en seguida:

Vi en el baño la cándida historia y amatoria de tu vulva: y mis ojos creyeron ver la Luna y me embriagué de leche con tus pechos y mis ojos se llenaron de espermalágrimas. Cautivaste mi alma a la sombra de tus caderas, mientras tu historia se escurría entre tus juntos dedos sabios. ¡Ah!, ¿por qué -¡di!-, no pude convertirme en regadera para acariciar aquella delicada historia y escurridiza, o convertirme en tu vibrador-índice-índigo su quiera por una hora o dos?…

Cosa Dos:

Por la mañana estabas dormida. Y seguía leyendo tu no-vela-novela-novel. Y verdaderamente tenías la misma cara de la Luna, la misma cintura delicada de gacela y las mismas nalgas redondas y llenas de opulencia y tus dos breves pechos maravillosos: por pequeños.

Cuerpo claro, de flexibilidad de ramas y de fragancia de mirra. ¿Qué cuerpo de virgen vale lo de tu olor?

Puso en tus ojos el diamante luz y la noche estrellas, ¿qué mujer -¡di!- alzanzará su fuego?

Y el beso de tu boca, dulce, más melifluo que la aromática miel de maple canadiense, ¿qué beso logrará su frescura?

Y el acariciar loco de tu cabellera y el estremecerme con toda mi carne sobre tu carne y luego ver salir las estrellas una a una por tus ojos…

Y las rosas de mi jardín, de mil colores y tamaños y duraciones, alimentadas con claror de Luna y de roció me embriagan el alma cuando me sonríes: pero tus labios desnudos.

Y cuando sonríen esos labios desnudos, sé que tengo un espíritu delicado y florido como tu belleza; y desaparece lo demás todo y no creo vencer el arte de los versos y miró tu terso trasero: y gusto del azúcar en tus labios pero, para que el porvenir sea propicio "la sal", la puerta de salida no dejo que se enmohezca: el sabor a sal de esos otros labios menos fáciles: los de tu deliciosa vulva, también pruebo y apruebo.

Y la Tercera Cosa:

La emoción de tu belleza. Y tus hojas que leía según las recogía por debajo de las sabanas y la cama y los muebles por donde había volado la noche pasional de literatura erótica tríptica experimental. Y pensaba que esa emoción no era más que el producto de un pasado incomensurable. En cada sensación estética palpitando trillones de espirituales remembranzas: todas enterradas mágicamente. Un infinito compuesto de percepciones muertas de color, forma, gracia, cariño. Ideal durmiente: que ahora repentinamente ilumina este cuarto.

Y siento –al empezar a oír un canto dulcísimo desde lejos- son las 5 de la mañana- una invasión dulce, meliflua, delicada, deliciosa, melancólica que acompaña al crecimiento repentino del nivel del mar de los recuerdos y lo de un millón de años viene del fondo del tiempo y de la vida y queda tintilando en este emocional de la Calzada de Guadalupe.

Toda canción y toda melodía, toda música: empezó en el lenguaje primitivo y natural del sentimiento; lenguaje tosco en tonos y semitonos para expresar pena, goce, pasión.

Y esto que me conmueve profundamente no tiene la menor significación para ti. ¡Sorda! ¿No oyes los mariachis entrelazados lujuriosamente a los cánticos religiosos de los que peregrinan a la Villa?

¿Qué razón de equivocación por ese canto religioso?

¿Había en los cantantes cualidades capaces de afectar a algo más que grande en la experiencia de una religión, de una raza –que no es la mía-; algo capaz de afectar la vida humana mía, a secas, vida simple y antigua, tanto como saber lo qué es el bien y lo qué es el mal?

El encanto de esa voz del cura:

Padre nuestro estás en los Cielos…

Como la del Cardenal Cushing en Arlington voz de padre escuchada una sola vez en la soledad (la vez que pasó frente al motel) y flameando como eterna antorcha.

La voz nasal, monótona y recia. Parece un cántico.

No puede ser de esta vida, ¿puede? Que brota de la eternidad y a la eternidad vuelve:

"Oh, Señor, la vida no es arrebatada; solamente se transforma".
Voz áspera de mundos incomprensibles: canto ritual:

"Oh Dios, por cuya compasión las almas de los creyentes encuentran descanso…"

inflexiones sobrehumanas y rarísimas con carencia de electricidad celestial. Oigo tristísimos lamentos de cornetas. Y la llama se alza y se doblega y la brisa matinal la mueve y al blanco humo se esparce como incienso por este cuartucho del motel.

No, esa voz no puede ser de esta vida.

De innumerables y olvi-dadas vidas.

Por que en la expresión del amor hay timbre de ternura eso: timbre común a tres mil millones de voces poliglotas de la humanidad entera.

Tono cariñoso eso: sexo sin cariño que me diste.

Yo no entiendo de latines. No entiendo de rezos.

Pero resucitan mi alma esa voz de amor. Vaga y muda: de penas olvidadas y oscuros impulsos y indígenas muertos que no mueren del todo. Que duermen en el corazón mío en reposo. (Que no se agita con el tac-tac-tac ni con el tic-tac-tic-tac ni con el tico-tico). Y que hoy se estremece con el eco de esa voz que augura pasados….

Y estas tres cosas.

Que tú no contaste ni contactaste, ni experimentaste, ni mentaste: y la peregrinación al final, mientras te vestías amargamente, para retornar a tu pinche vida loca de siempre: son las tres trípticas cosas que he querido agregar a tu narración pinche de compinche.


TAMáM SHUD
(the very end)


Acapulco, Marzo 22, 1969.















































CUARTA CARTA A CUEVAS Y LA BIBLIA ERÓTICA

José Luis:
Muchas gracias por tu carta-nota-dibujo en que haces referencia a haber leído la mitad del material total de este libro. Es decir, todo lo que te entregué. (Era lo que había escrito únicamente hasta el momento de tu partida a Nueva York en la segunda semana de febrero).

Me decías que hablarías acerca de mi TRIPTICO con Barney Rosset, tu amigo, el presidente de la Grove Press, una casa editorial especializado en erótica y autores avant-garde.

Muchas gracias, sí. Allí comenzaron revolucionarios y brillantísimos autores como Allen Gingsberg, Edward Albee, Pudrí, Samuel Beckett.

Su Evergreen –revista-libro, con sorprendentes obras de arte y muchísimo color- la recibes tú mensualmente.

Por cierto, en el magazine, las mujeres no salen muy bien paradas que digamos. Están allí no para ser amadas sino para ser humilladas. En sus páginas, aparecen los monitos de Phoebe Zeit-Geist, un desnudo espectacular, atacada sexualmente por animales, mujeres, monstruos y, ¡claro! Hombres. Y de cada batalla-talla sale, al menos, con su espléndida anatomía intacta (a pesar del tac-tac-tac del tacto del ataque).

De cualquier manera, en Evergreen se hacen populares los escritores. Llegan como desconocidos y luego, Rosset, al publicar sus libros, explota económicamente a celebridades. Les publica, sí, siempre y cuando sus volúmenes tengan escenas como éstas:

El pobrediablo que está copulando con una frágil chamaquita filipina en una banca de un parque mientras ella platica muy quitada de la pena con una mesera que pasa por allí.

O el triste caso de un personaje que siente tal depresión post-coitum que siempre termina orinándose sobre su acompañante.

De cualquier modo –no, ya no sigo con modos sexuales originales en orín-va-ginales-; empero, Mr. Barney Rosset es, sin duda, el campeón de la causa de la libertad sexual de expresión o libertad de expresión sexual o libertad de expresión en asuntos sexuales –mejor- sólo en el mundo actual, conste.

Decir que la Grove Press tiene más erótica en todos sus títulos que la Biblia, por ejemplo, sería quizás ir demasiado lejos; resultaría un eufemismo.

Porque, es una verdad-vergal, Teresita.

TRIPTICO ERÓTICO palidece en su super erotic trip ante la ERÓTICA BIBLION, la pornografía bíblica.

Para demostrártelo, solamente te voy a citar unos cuantos ejemplos escogidos, siempre, at random:

Todo el capítulo XV del Levítico versa exclusivamente sobre la gonorrea, a la cual, aparentemente, estaban muy sujetos los hebreos.

Fornicaban con los demonios en forma de cabra (Lev., cap. XVIII, v 7). Eran demonios, pues, que usaban una metamorfosis extraña y fea.

Un hijo se acostaba con su madre (Lev., cap. XVIII, v. 7), punto al que no he querido llevar el amor liviano ni el –mucho menos- amor filial de ningún de mis personajes.

Un abuelo cohabitaba con su nieta, lo que no era, en verdad, muy anacreóntico pero si anacrónico, ¿no? (Idem, v. 10).

Cohabitándose con la tía, la nuera, la cuñada: todo eso era peccatta minuta; gozábase, en fin, de la propia hija (Lev,. Cap. XVIII, v. 12, 15, 16 y 17).

Los hombres se masturbaban delante de la estatua de Moloch (Lev. V. 13: de semine tuq non dabis idolo Moloch, y cap XX, v, 3).

Los hombres usaban a las mujeres como hombres (cum masculo coitu faemineo).

Cohabitaban con toda clase de bestias (omni pecore) y las mujeres se procuraban gusto con los asnos, mulos (mulier jumenti).

De modo ninguno puedes comparar esas costumbres con las de mi TRIPTICO por malas que diga Domínguez (¿No me chinguez!: prologuista-apologista) que sean. No hay pues, por qué gritar tanto por lo que acontece en mi obra.

Entre mis personajes no ves energúmenos prosternados que se golpean la frente contra el suelo para que surja de él la abundancia. No ves penitentes inmóviles y mudos como la estatua ante la cual se humillan. No vuelven la espalda al medio día, a causa del viento del demonio.

¿no son mis malas costumbres más decentes que aquéllas? ¿Qué tal, Teresita? ¿No? ¡Espera!

Fene en conivencia con Thamma, dos hijas de Loth, le cogen gusto a la cosa – obien, le cogen gusto a coger: ¡punto!-, y cometiendo incesto con el bonachón de su padre, en el deseo noble de repoblar la tierra, se hacen preñar por él (Gen. v, 24, 30 a 38).

Judá hace casar con Tammar, viuda de su primogénito Her, a su segundo hijo, onán, quien esquiva el deber conyugal masturbándose.

Y esta misma Tamar, escamotea destramente, en medio de un camino polvoriento, un hijo a su suegro Judá, que, gozándola, la cree una mujer pública. De esta incestuosa sorpresa, tan saludable al género humano, nació Fares, antepasado de José.

¿te gustaría consultar el Libro de los Reyes? David, casado con Micho, se entrega a la impúdica Abigail, mujer de Narbal, que le inocula la gonorrea (malum). Se apodera de Bethsabé, esposa del bravo Urías, con la que se casa después de mandar matar a su marido en los combates.

Ammon arde en incestuosa llama por su hermana Tamar y la viola en el momento en el que le presenta un platillo, por ella cocinado.

Absalón, su hermano, lo mata y luego se acuesta con todas las concubinas de su padre.

Salomón andaba con gran soltura por su palacio que debe haber sido muy vasto para alojar a 700 concubinas y 300 esposas o viceversa, creo. Y que, además eran "hermosas como las tiendas de Cedar y las pieles de Salomón".

Y, ahora, finalmente unas finas citas:

"Mi bien amado puso la mano en el agujero y mi vientre se estremeció con sus tocamientos" (Cant. V, 4).

"Fornocadme con manzanas olorosas, porque languidezco de amor", (Cant. II, 5).

"Venid: embriaguémonos de voluptuosidad hasta que se haga de día, y gocemos de lo que tanto hemos deseado. Mi marido no está en casa: se ha ido para hacer un viaje muy lar…" (Prov. cap. VII, v. VI a XXII).

Y ya no más. El antiguo y Nuevo Testamento están atestados de citas que resultarían obviamente pornográficas si las citara.

No quiero ser ni irreverente ni irrespetuoso. Pero, en México, poca gente te podrá creer a menos que seas irreverente, irrespetuoso y blasfemo. Lo traemos en la sangre. La historia que da vueltas como serpentina me ha traído de repente el vivo recuerdo de Villa; y Pancho cale más que todos los apóstoles…… revolucionarios, juntos.

Así es que tengo que ser irreverente, irrespetuoso y blasfemo-flemático.

Voy a concluir esta Cuarta Carta a Cuatro con un poco acerca de mi impúdico –demudo que a ti te ha divertido tanto (¿te acuerdas del día en que reíste homéricamente a causa de mi desesperado comentario: Nunca nadie sufrió tanto por querer enseñar las nalgas a tantos?……)

El traje cubre pero descubre: intenciones. Quiere ocultar lo íntimo; desea cubrir el alma y, por encima de todo, encimarse a lo más esencial: SX.

Pero, al ponernos el traje, descubrimos lo que queremos ocultar: la piel; ponemos en evidencia la piel.

Y, después de todo, en el TRIPTICO, ¿quién está más denudo en efigie: yo o Cuevas con sus dibujos enmascarados?

Yo soy un niño: terrible: un niño desnudo no está desnudo.

Y yo me he desnudado más que nadie.

El artista está más desnudo, desnudo, que el hombre común y corriente. Porque el mundo inmenso, intenso, íntimo del artista significa nudificación: mi cuerpo hablará más de mi alma; y mis escritos más que yo. (Por so mis sueños desnudistas).

Pero el niño no tiene, casi, espíritu.





Así es que, en última instancia, al desnudarse no oculto más que cuando traigo puesto mi Catalina o un traje cualquiera agogónico.

Y la intención es clara: acabar de una vez con misterios y ocultamientos románticos hasta el cuello. Como si fueran pálidas figuras hamletianas, lívidas, cubiertas de terciopelo negro, todo: brazos y cuello. Figuras que organizan, también románticamente, revoluciones y conspiraciones en la penumbra, a la luz de la Luna.

No: el desnudo masculino debe ser antirromántico, definitivamente: y que enseñe un cuerpo bronceado por el sol: rojo, no lánguido, no lívido, no líbido.

Y estamos a mano: la moda femenina actual –que parte de los años 20- es una que tiende a desnudar a la chica como a un muchacho. Si el siglo XII tuvo a Romeo vestido como mujer y diciendo melifluos versos afeminados, con florituras de fencing, hoy la mujer imita al hombre en el vestir. Y así la exigüidad de encubrimiento no es lo notable. No. más bien, el ocultar, el escamotear, el anular lo propiamente femenino: los pechos. Porque, verdaderamente, la mujer moderna lo es en la medida en que sus senos son pequeños.

Pero, es lo esencial: parecerse la mujer al hombre: el UNISEX. Y su descaro y su impudor son masculinos. Es el impudor y el descaro de un joven dando al viento su elástica piel musculosa. Eso no es lúbrico ni vil. Es sano y deportivo. Esta es una época masculina –como la griega- en una historia asexuada: una que no se interesa por la mujer y mucho menos por las cosas que ella inventó, como la cortesía……

Mi muy querido José Luis:

Te agradezco infinito tu colaboración. Tus dibujos, tus cartas de Ximena, con su dibujo, con tanto insight genial, de su vociferante padre-, tu constante aliento. Tus palabras elogiosísimas –que desde luego no puedo considerar seriamente- comparándome con Cortázar, Fuentes- y, por sobre todo, tu amistad pura y sincerísima.

En la medida en que puedo te las pagoteo-aré.

Y está ha sido mi CUARTA CARTA A CUEVAS.